Cuando hablamos de parquet hablamos de madera, de un material vivo, por lo que tiene unas características propias en cada tabla: vetas, nudos, etc. Es un pavimento de alta durabilidad , pero que requiere de mantenimiento, ya que es sensible a golpes y arañazos. A los parquets habituales de pino, jatoba, roble (el parquet todoterreno) o haya, se les pueden dar diferentes acabados, siendo uno de los más demandados el “efecto blanqueante”, que les aporta luminosidad y cierto toque vintage.

Los suelos laminados no son de madera, sino que están compuestos por diferentes láminas o capas, siendo la última la decorativa, una especie de fotografía impresa imitando a los diferentes tipos de madera. No requiere de un gran mantenimiento y es resistente a golpes, arañazos y cambios de temperatura, pero una vez estropeado no puede lijarse y habrá que cambiarlo. Un plus de este tipo de pavimento es la facilidad de colocación y la gran variedad de acabados.